Es curioso cómo un acontecimiento, a través del
relato de sus testigos o de los testigos de los testigos, puede acabar
siendo otro muy distinto. Es lo que sucedió con un colega nuestro, el Jesús, muy
buena gente, que salió de parranda con sus shurmans, la pilló doblada y
se puso la mar de simpático con todo el mundo, cumpliendo al pie de la
letra ese tipo de tajá que conocemos como
“filosófica”, en la que tu amigo se pone a citar a Jim Morrison o, con
mucha suerte, a Enrique Bunbury, y le da el coñazo a la peña toda la
noche con el doble sentido de la canción The End (o en su defecto La chispa adecuada). Lo que pasa es que,
generalmente, el resto de la cuadrilla lleva un nivel de sangre en
alcohol similar al filósofo, con lo cual todo es más cachondo y
productivo.
Bueno, pues nuestro colega Jesús, como digo, tuvo una
noche de escándalo: lo fueron a buscar al keli los camellos; se metió en
un local gafapasta y desmontó el cine iraní y a Truffaut utilizando
frases de la primera trilogía de Star Wars -que ya hay que tener
mérito-; le dio la tabarra a una prostituta y la convirtió en auxiliar de
clínica; convenció a un portero de discoteca para que los dejara pasar
siendo todos tíos y con pintas; hizo el mayor sinpa de
la historia después de haber invitado a kalimotxo a toda una boda;
reanimó a un yonki que estaba más pallá que pacá; expulsó a los
vendedores ambulantes de los alrededores de un corteinglés... Y mil
anécdotas más.
Expulsión de los jipis del Duque. Jan Ignatius van der Zoidek. |
El colega Jesús acabó en un seminario pero sus
hazañas perduraron en el imaginario colectivo mucho tiempo después de
que abandonara la teología de la liberación.
Pero, como podemos imaginar, el relato de lo ocurrido ya no tenía tanto
que ver con lo que realmente había pasado.
Si le preguntabas directamente a alguno de los camaradas de juerga, te soltaban, entre risas y cierto bochorno puntual, retazos completamente deformados de lo que habían vivido, porque después de que la resaca pulsara aleatoriamente el botón “delete” del cerebro, no se acordaban de mucho: que si el yonki estaba muerto cuando el Jesús lo reanimó, que si los pillaron los municipales y al Jesús le dieron una paliza por resistirse pacíficamente, que si el Jesús cruzó una fuente sin mojarse, como los ninja... Pero el resto de sus conocidos, supimos de aquella “madre de todas las juergas” gracias a otros que no estuvieron en ella.
Primero
por Mateo, que fue el portero de discoteca al que el Jesús le enseñó
los calcetines blancos y las Reebok y, aún así, le dejó pasar; según él
porque «tenía cara de buena gente y porque me soltó un billete de 20
lauros diciendo algo así como “al César lo que es del César y adiós muy
buenas”, el muy crack». Mateo había terminado la EGB con mucho trabajito
y en el nocturno, por lo que tampoco es que te enteraras mucho de lo
que te contaba, aparte de repetir constantemente que el Jesús era un tío
estupendo, según sus propias palabras «un puto Mesías», recalcando que
«llegaría muy alto».
- ¿A que te meto una guaya, Mateo? ¿"Ola ke ase", le dijo Jesús a San Juan Bautista? |
San Marcos cuadrando el balance de la trattoria. |
Muy de fiar no parece, no... |
-Mmmmm... A ver, a ver: "Reach out and touch faith Your own Personal Jesus Someone to hear your prayers Someone who cares..." - De lujo. Esta se la enviais a los Depeche. |
Vale. Me he descojonado de tal manera que he tenido que escaparme del despacho de mi ex-curro en el que estoy de okupa. Si no me dejan volver a entrar, ya puede VM hacerle otra muesca en la culata a su revólver... :)
ResponderEliminarHacerle reír a usted es un privilegio y un honor. Ya me estaba poniendo nervioso al no ver su comentario en esta historieta. :D
EliminarDisfrutar de su talento sí que es un regalo y un privilegio, Don Paco. Y no lo digo yo, que lo dicen sus legiones de seguidores, que están ahí, pero que, para lo mayorcitos y peludotes que son muchos* de ellos, les parece elegante ir de discretos, hay que joderse... :)
Eliminar* no se me ofendan las damas, que las hay... ni mayores ni peludas, claro... al menos hasta donde sé... o adivino...ó... estooo... NO lo estoy arreglando...
Jajaja, qué grande. No creo que sean legión, sino más bien procesión silente, porque todos pasan por aquí sin abrir la boca. No se paran ni a criticar, leñe; con lo necesario que es tener tu propio troll para poder ser considerado un bloggero decente. XD
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHállome anonadado al comprobar ahora que, por infortunado accidente, borré un comentario de mi ilustre compañero de armas. Ruego acepte mis disculpas y vuelva a comentar todas las veces que desee, que siempre es una enorme satisfacción tenerle de visita por esta triste página...
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