sábado, 23 de mayo de 2015

¿Por qué voy a votar arriano?

Queridos hermanos en la Fe de Cristo, que Dios os bendiga:

En esta jornada de reflexión ante un proceso electoral tan importante como controvertido, quiero escribir una carta abierta a todos aquellos que todavía creen que otro mundo es posible (en el Más Allá). Es cierto que una luz nueva nos ilumina el rostro cada día, porque tras oscuros años de persecuciones, sufrimiento, martirio y muerte, el régimen dictatorial pagano ha llegado a su fin y, desde hace unos años, vivimos sin miedo en plena democracia cristiana. Y yo sé perfectamente de lo que estoy hablando, porque yo me he partido la cara con fascistas de verdad, de los que portaban fasces, con escolta de lictores, y no esos neopaganos de cabezas rapadas a los que tanto miedo tenéis; yo he repartido octavillas del PCE (Partido Cristiano de Egipto) en una cuádriga, a todo gas por la avenida de Luxor, con riesgo de partirnos los cuernos y el pánico constante a que pinchara un caballo y nos detuvieran allí mismo; yo he corrido delante de los romanos, cuando montábamos manifas multitudinarias a la salida de la basílica el domingo y nos reuníamos todos en la Puerta del Sol de Tebas a pedir pan de Comunión, a exigir el fin de los desahucios de catacumbas, a clamar por la virginidad y la castidad y por libertad religiosa; yo he pasado una noche entera comulgando con las hostias que me daban los de la Dirección General de Seguridad del Praefectus Aegypti; yo he luchado por la prohibición de las Ley de Amnistía que otorgó el perdón a todos los carniceros y verdugos paganos que tienen las manos manchadas de sangre de inocentes, para que luego continuaran amasando sus fortunas patricias y se colocaran la máscara del falso centrismo; yo he leído a Orígenes, a Pablo de Samosata y, cómo no a Arrio.

Yo, queridos hermanos, de hecho conocí a Arrio: un hombre humilde, amigo de sus amigos, temeroso de Dios, culto, ilustrado, demócrata y progresista. Un presbítero de barrio, militante de base en la Fe, en un barrio obrero de Alejandría. Un anciano afable de rostro beatífico que te podía soltar una guaya como le contaras alguna tontería sobre la Santísima Trinidad y la consubstancialidad del Padre y del Hijo. Arrio tenía los cojones como el caballo de Espartero y ni el obispo de Alejandría, Alejandro, un arribista que empezó en el sindicato católico de maestros, hijo de terratenientes y con más muertos en las tapias que pelos en la barba; ni su sucesor Atanasio, un neoliberal disfrazado de falso progre, pedante como él solo, que dice que defiende el cristianismo de los ciudadanos y nos cuela una subida del IVA del vino de misa por lo bajini; ni ningún otro chaquetero niceno le callaba la boca. Y mira que lo intentaron con saña; coño que hasta pusieron en su contra al nuevo monarca Flavio Valerio Aurelio Constantino Campechano I, el supuesto demócrata, que con una mano le acariciaba el lomo y con otra convocaba el Concilio de Nicea, el muy hijo de puta. Que con su amiguito coemperador Licinio se habían estado bajando al pilón de Júpiter toda la vida y que se bautizó cuando le estaba viendo las cuencas vacias a la Muerte. A dar lecciones de cristianismo vino la perra esta hipócrita. Al final a Arrio le fallaron hasta sus dos apoyos más elevados en la nueva casta, los dos Eusebios: el de UCD (Unión de Comentaristas Divinos) de Cesarea, más preocupado por sobar el Nuevo Testamento que por mejorar algo la vida de sus hermanos, y el sociata, Eusebio de Nicomedia, que se ha hecho famoso por extender el dogma socialdemócrata entre los bárbaros, con esa habilidad que tiene esta gente por preocuparse de los perroflautas, del lumpen y de los inmigrantes violentos de las barbas rubias y de olvidarse de los que pagamos el diezmo religiosamente.

Y hasta que no lo excomulgaron, lo depusieron de su cargo de presbítero, lo exiliaron y lo relacionaron con ETA y con Venezuela, no pararon ninguno de ellos. Y al final, el pobre viejo, que tuvo que acudir a dar un mitin en Constantinopla, le falló la patata y allá que se fue con Dios a tocar un poco la lira y a descansar de tanta víbora reprimida con dalmática que por desgracia abunda por aquí abajo. Pero no contentos con que el pobre la espichara, los muy cabrones se inventaron que murió cagando, como el Tywin Lannister ese; él que siempre fue de Robert Stark. Si hasta he oído por ahí (otra calumnia del niño bonito Anastasio) que lo mató un enano de la corte del Campechano ¡con una ballesta! ¡Pero si no se han inventado! Es increíble la campaña que se ha hecho contra nosotros, los que simpatizamos con sus verdades, con su sinceridad y con la sencillez de su discurso: Uno + Logos + Alma = la puta polla. Y ya está de mamoneos y de marear la perdiz con chuminadas y cábalas nicenas joder, que se nota que tienen tiempo libre para pasarla inventando mamarrachadas y locuras heréticas. Que luego los anatemizados somos nosotros, cojones y ellos de Uno se han sacado Tres, iguales en sustancia. Claro, para cobrar tres veces y pillar dietas por todos lados, que ya nos vamos conociendo, majetes.

Y toda esta mierda viene de la cagada de Transición del paganismo al cristianismo que tuvimos que sufrir en este nuestro imperio romano. Aquí, de buenas a primeras se pasó del buen rollito asambleario, de las comunidades con el culo apretao en las catacumbas, de comernos la boca a besos después del ite missa est, del debate teológico y de la ascesis y la exégesis del buen talante, al ordeno y mando con tiara. Y el dogma impuesto a puñetazos en la mesa por unos obispos que cada día están más lejos de sus fieles, que se amarran a la poltrona y se dedican a la política en vez de a la religión: una obra evergética por aquí, un mecenazgo bien recompensado en el Cielo por allá, unas comisiones por dejarle el PGOU de Alejandría a las constructoras... Y todos estos castuzos, con las puertas giratorias bien engrasadas en el atrio de sus iglesias, prestos siempre a acaparar poderes y montarle una Administración paralela al Estado romano o a entrar en los consejos de administración de las empresas gordas. Y que le vayan dando a la ley de incompatibilidades y al origen senatorial, que la pela es la pela. Pero luego no saben ni lo que vale un panecillo para hostias, que todo lo quieren arreglar con la hipóstasis de las Tres Personas Divinas.

Porque manda huevos que decía aquel, Jesucristo pasa un Calvario la criatura para traernos la luz de monoteísmo y en el Concilio de Nuevas Generaciones de Nicea, los neocon se sacan de la manga la consubstancialidad del Padre del Hijo y del Espíritu Santo ¿para qué? ¿Para reírles las gracias a los politeístas paganos? ¿Para eso nos dejamos el culo pelao quemando templos y tirando estatuas? ¿Para eso nos fumamos los petas en las quedadas con los rollos de filosofía pagana? Que no veas qué viajes más malos te daban los escritos de Platón. Tantas ansias por lograr la separación de poderes y estos nicenos nos devuelven a las tinieblas de la dictadura.

Vamos a dejar las cosas claras de una vez:

Creo que sólo hay un Dios Padre y en su Hijo unigénito, nuestro Dios y Señor, creador y hacedor de todas las cosas, como el que no hay nadie. Por lo tanto hay un Dios de todo, que es también Dios de nuestro Dios, y creo en el Espíritu Santo como un poder iluminador y santificador. Como Cristo dice tras la resurrección a sus Apóstoles: “Y he aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros: mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalem, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto” (Lucas, 24.49) y después “Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalem, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1.8) Ni Dios ni Señor, sino el ministro de Cristo; no igual, pero sujeto y obediente en todas los aspectos al Hijo. Y creo que el Hijo está sujeto y obedece en todo a Dios Padre.

Y para que lo entendáis los de la ESO bizantina: que Dios Padre es uno, que su Hijo Jesús molaba un huevo pero si el Padre le levantaba la voz, achantaba la mui y se dejaba colgar de una cruz si era preciso. Y del Espíritu Santo le habláis a San José, a ver qué os cuenta.

Así que, hermanos en Cristo, por una Iglesia Católica cercana a la gente y volcada con la salvación de los hijos de Dios en la Tierra, por unos presupuestos participativos, una administración justa y una limosna básica alejada de la especulación de los mercados, yo votaré arriano. SÍ SE PUEDE.

Vuestro, siempre,

Ulfilas (en el Battlefield y en el Minecraft buscadme por xxXLobeznoXxx).