viernes, 29 de marzo de 2013

La “Papa Gloriosa”

Es curioso cómo un acontecimiento, a través del relato de sus testigos o de los testigos de los testigos, puede acabar siendo otro muy distinto. Es lo que sucedió con un colega nuestro, el Jesús, muy buena gente, que salió de parranda con sus shurmans, la pilló doblada y se puso la mar de simpático con todo el mundo, cumpliendo al pie de la letra ese tipo de tajá que conocemos como “filosófica”, en la que tu amigo se pone a citar a Jim Morrison o, con mucha suerte, a Enrique Bunbury, y le da el coñazo a la peña toda la noche con el doble sentido de la canción The End (o en su defecto La chispa adecuada). Lo que pasa es que, generalmente, el resto de la cuadrilla lleva un nivel de sangre en alcohol similar al filósofo, con lo cual todo es más cachondo y productivo.

- Va a ser cosa de la mierda que estoy fumando, Niels, pero creo que acabo de pillar el principio de Prometheus.
- No me jodas, Albert. Los judíos es que sois muy impresionables, coño. El otro día me juraste que el final de Perdidos te había parecido cojonudo...
- Es que a mí, todo ese rollo me llega muy adentro, tío...
Bueno, pues nuestro colega Jesús, como digo, tuvo una noche de escándalo: lo fueron a buscar al keli los camellos; se metió en un local gafapasta y desmontó el cine iraní y a Truffaut utilizando frases de la primera trilogía de Star Wars -que ya hay que tener mérito-; le dio la tabarra a una prostituta y la convirtió en auxiliar de clínica; convenció a un portero de discoteca para que los dejara pasar siendo todos tíos y con pintas; hizo el mayor sinpa de la historia después de haber invitado a kalimotxo a toda una boda; reanimó a un yonki que estaba más pallá que pacá; expulsó a los vendedores ambulantes de los alrededores de un corteinglés... Y mil anécdotas más.

Expulsión de los jipis del Duque. Jan Ignatius van der Zoidek.
El colega Jesús acabó en un seminario pero sus hazañas perduraron en el imaginario colectivo mucho tiempo después de que abandonara la teología de la liberación. Pero, como podemos imaginar, el relato de lo ocurrido ya no tenía tanto que ver con lo que realmente había pasado.

Si le preguntabas directamente a alguno de los camaradas de juerga, te soltaban, entre risas y cierto bochorno puntual, retazos completamente deformados de lo que habían vivido, porque después de que la resaca pulsara aleatoriamente el botón “delete” del cerebro, no se acordaban de mucho: que si el yonki estaba muerto cuando el Jesús lo reanimó, que si los pillaron los municipales y al Jesús le dieron una paliza por resistirse pacíficamente, que si el Jesús cruzó una fuente sin mojarse, como los ninja... Pero el resto de sus conocidos, supimos de aquella “madre de todas las juergas” gracias a otros que no estuvieron en ella.

Primero por Mateo, que fue el portero de discoteca al que el Jesús le enseñó los calcetines blancos y las Reebok y, aún así, le dejó pasar; según él porque «tenía cara de buena gente y porque me soltó un billete de 20 lauros diciendo algo así como “al César lo que es del César y adiós muy buenas”, el muy crack». Mateo había terminado la EGB con mucho trabajito y en el nocturno, por lo que tampoco es que te enteraras mucho de lo que te contaba, aparte de repetir constantemente que el Jesús era un tío estupendo, según sus propias palabras «un puto Mesías», recalcando que «llegaría muy alto».

- ¿A que te meto una guaya, Mateo? ¿"Ola ke ase", le dijo Jesús a San Juan Bautista?
Luego estaba Juan, al que todos llamaban el Marcos, porque se parecía a Amedio. Este cachondo trabajaba de administrativo en la notaría que el mejor amigo del Jesús había montado aprovechando el enchufe de la familia. Pero después, el Marcos, puso un negocio de hostelería en Venecia y se montó en el taco. Cuando le preguntabas por la noche de la papa, siempre te contaba las anécdotas que le había oído a su jefe, imitando su acento con la poca gracia que caracteriza a un español imitando el latín clásico: «il Maestro», así llamaba al Jesús su colega Pedro Simonetti, alias “Puto-gallo-chivato”, «il Maestro era un uomo di palabra: nos invitó a tutti a chenare pero al final lo pillaron los segurati de un Vips porque la montamos gorda y nos mangamos algunos libri guarros de la Taschen, y entre ellos y los maderos, lo crucificaron...». Según el Marcos, su jefe fue una “maricona”, porque le dijo a los de Prosegur, a los pitufos y al juez de guardia que no conocía al Jesús y que él no había mangando los blurays de Avatar.

San Marcos cuadrando el balance de la trattoria.
Al Lucas mejor no echarle cuenta: un tío que se pasa todo el día imitando a Chiquito no es una fuente seria para el conocimiento de unos hechos del calibre que estamos tratando. Era experto en citar al Jesús con coletillas como «¡Por la Gloria de mi Padre...!; ¡Pecadorl!; ¡Finstro sessuarl!; ¡No te llamo Trillo por no llamarte Rodrigo...». Esta última en clara referencia al gabinete del gobierno que reinaba en aquella época. Te ríes con él, pero tufa todo a trola que te cagas.

Muy de fiar no parece, no...
Así, nos queda el otro Juan... Cuidao con este... Imaginaos un grupo de pintas mezcla de los fans de Barricada y de los Maiden; las delicias de “los romanos” y del nuevo ministro del Interior, vaya. Bueno pues Juanito, “er Shico”, nos había salido gótico... De negro y encajes, el pelo cardao y con Frank Miller como humorista de referencia. Este iba con el grupo porque le caía bien a la madre del Jesús, no nos engañemos. Pero no encajaba, no. Todo el grupo tiraba generalmente de birra y porros; Juanito bebía vino tinto con absenta. El Jesús se ponía contento y cantaba a pleno pulmón Vamos muy bien de los Obús; el niño se ponía el walkman y se chutaba algunos fandagos de los Cure. Jesús y los colegas hablaban de prepararse oposiciones y currar de funcionarios; Juan murmuraba por lo bajini que no había futuro y que nos preparáramos para el Apocalipsis socialdemócrata... Hasta Judas, que era el tío más hijoputa del mundo y el que avisó a la seguridad del Vips para poder largarse él con treinta CDs de Falete, caía mejor que Juan. Claro que, después, se pusieron de moda los grupos “oscuros” y malrolleros y éste se forró escribiendo letras para el metal gruñido-sinfónico. Daba gusto verle en los estudios de grabación, rodeado de ateos confesos y predicando la “Papa Gloriosa”.

-Mmmmm... A ver, a ver:
"Reach out and touch faith
Your own Personal Jesus
Someone to hear your prayers
Someone who cares..."
- De lujo. Esta se la enviais a los Depeche.

domingo, 24 de marzo de 2013

Hidalgos vs. samuráis

Existen diversas fuentes que atestiguan enfrentamientos entre los europeos que, por un motivo u otro, habían llegado hasta el archipiélago de Cipango y los guerreros autóctonos de la zona. Acerca de los mismos han corrido ríos de tinta impresa o virtual para posicionarse junto a uno u otro bando. Esgrimiendo (no pun intended) razones lógicas o espúreas, los apasionados del caballero occidental y los forofos del samurái japonés han pretendido siempre arrimar el ascua a su sardina y tapar la boca del contrario con el famoso argumento-babucha: te cierra el pico por puro asco.
En Páramon Jístori huímos de prejuicios, tópicos y verdades absolutas, y preferimos remitirnos, en la medida de lo posible a las fuentes primarias.
En esta ocasión ofrecemos un documento inédito sobre este controvertido tema. Procede del Archivo Histórico Nacional de Burundi y fue descubierto casualmente por un grupo de investigadores catalanes que trataba de demostrar que el almogávar es el personaje de recreación definitivo, por encima de templarios y vikingos. Los hechos tuvieron lugar en el puerto de Nagasaki, el 24 de junio de 1551, después del Telediario.

Sin más preámbulo...


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