viernes, 25 de abril de 2014

El ciclado Arturo, behind the leyenda

No sería este un blog digno de un público refinado y cultísimo como todos ustedes si, tras tratar la grandiosidad milenaria del Egipto de las piedras, los dioses Pokémon, la industria conservera de faraones y de Cuarto Milenio, no hicera lo propio con otro de los sempiternos temas presente en toda tertulia de informáticos y demás intelectualoides servidores de la diosa madre Ciencia, así como en cualquier foro serio, pero serio de cojones, sobre novela histérica histórica: el controvertido final de la presencia político-institucional de la administración y el gobierno de Roma en Britania y sus más inmediatas consecuencias en la posterior conformación del nuevo paradigma histórico en el espacio socio-geográfico de las Islas Británicas (frase que muy bien habría podido intitular esta entrada, si no supiera yo de antebrazo que trato con gente de bien que no se deja engañar por la charlatanería propia de tesinandos babosos de rodilleras de cuero y amplio orificio bucal). Un tema apasionante que he tardado en sacar a la palestra porque deseaba estar completamente seguro de que disponía de droga suficiente era capaz de desarrollar la materia en un lenguaje sencillo, comprensible y alejado de todo gongorismo y florituras inanes.

El controvertido final de la presencia político-institucional de la administración y el gobierno de los ándalos en Westeros y sus más inmediatas consecuencias en la posterior conformación del nuevo paradigma histórico en el espacio socio-geográfico de las Islas de Poniente.
 Editorial Frécol, Carcosa, 2014.

Como recordaran los asiduos seguidores de Páramon Jístori -y si no ya se lo recuerda el link pertinente- en el año de Nuestro Señor Yei Si de 406, algunas bandas de violentos moteros antisistema criados al solaz del indolente buenrrollismo socialdemócrata del Divino Teodosio (español tenía que ser, y seguro que andaluz, que esos solamente viven del PER, de la PAC, de los FSE y del CUEN), trataron de joder las campanadas de fin de año, pues al grito de ¡Prepárate Igartiburu, que vas a arañar más que un galápago en un cubo de zinc!, el día 31 de diciembre cruzaron a lomos de sus monturas el Rin helado y se desparramaron por la Galia como una manada de japoneses por un mercadillo de bragas usadas. Ante la acampada solidaria de suevos, vándalos y alanos del movimiento Occupy Gallia Lugdunensis, al pijiprogre Honorio se le hincharon los tegumentos procreativos y decidió recurrir a un tío chungo de verdad, Manuel Valls Flavio Estilicón, un antiguo miembro de los Hammerskins que, al más puro estilo Edward Norton, se había reformado estudiando Derecho y entrando en política (dejen de reírse, si ustedes no creen que esto es una forma válida y digna de reinserción es porque son unos rojos de mierda), para que acabase con el cachondeo que habían montado en la amada tierra del queso azul y del porno con familiares. Porque la Galia, a principios del año 407 se había convertido en una rave loca organizada por Blesa, Correa y el Bigotes, y con Titus Maximus Paquirrinus como DJ estrella. De modo que, a mitad del verano, se habían agotado el queso azul, el foie gras y el don Perignon, y los galorromanos habían recibido una cantidad tan exagerada de afecto motero que, en adelante, serían incapaces de pronunciar correctamente la letra "r".

El magister militum Flavio Estilicón y su fiel aliado Saro, proceden a explicarle al godo Radagaiso que "el odio es un lastre. La vida es demasiado corta para estar siempre cabreado. No vale la pena..."; antes de ponerle los dientes en un bordillo, tal y como explica el historiador cristiano Orosio.

Ante esta penosa situación, la provincia insular de Britania andaba un poco revoltosa. Les habían llegado los flyers de la rave e incluso algún que otro sajón trasnochado del otro lado del Canal, todavía con media papa y pensando que toda Escocia es orégano. A los miembros de la Diputación de Londinium no les habían llegado los iphone nuevos de Robafone y estaban sin comunicación con Rávena (la capital del Imperio de occidente no era ya Roma, porque la cadena Starz había alquilado la ciudad eterna para rodar esa serie porno-gore tan exitosa que todos ustedes han visto: Espartaco, el torero albanokosovar); motivo por el cual andaban un poco sueltos de esfínteres y porfiaban entre ellos por ver quién asumía el marrón de ir a decirle a los simpáticos hijos de puta de más allá del limes que había gente que trabaja mañana, que era la tercera vez que le despertaban a la Jéssica Prócula con el trabajito que había costado que cogiera el sueño y que si no bajaban el volumen de las violaciones y las matanzas iban a tener que llamar a los municipales. Ninguno se ponía de acuerdo de a quién había que colgarle el marrón: "Ve tú Marco, que eres más guapo y siempre vas depilado"; "No, mejor vas tú, Tito que tu mujer es sueva y tú hiciste un cursillo de 'Gestión de crisis invasoras' en la UOC"; "Que vaya Constantino, que tiene un Volkswagen"... Y ante semejante argumento final sin posibilidad de réplica, como consta en la Historia Nova de Zósimo, Constantino, teniente coronel legionario del Tercio de Eboracum, con los cojones pegaos al culo como los leones y con unas ganas horrorosas de perder de vista la puta isla de Albión, fue proclamado emperador y, agarrando el canasto de las chufas, se plantó en la Galia con todas las fuerzas militares de Britania, incluida la cabra, su parienta y la imagen del palio de la Virgen del Lago Ness. Sin embargo, justo antes de partir, convocó a la elite britanorromana y, tras el pertinente pito pito gorgorito, le plantó las llaves del cortijo Villa Neblina (Locus Abominabilis en el latín original) a un tipo con menos luces que un candil apagado de nombre Aurelio Ambrosio -o Ambrosio Aurelio, que lo mismo da que da lo mismo.

- Bueno Sexto Polión, entonces para Semana Santa estaremos de vuelta, ¿no?
- A esta isla asquerosa van a volver tus muertos, Aureliano. Entre el clima de mierda, los fish and chips y lo fea que son las tías de aquí, antes me tiro en pelotas a los leones.
- Coño, pues yo dejo novia en Southampton.
- Me duele la boca de decirte que ese rubio es un travelo, Aureliano. No hay mujeres tan guapas en Britania.

Las fuentes no se ponen de acuerdo en si el teniente coronel Costantino dejó como capataz al Urelio o a su padre Eleuterio Cabesavíbora, un prenda bueno criado en ese barrio de Londres donde nunca llegó el curso de inglés de Muzzy y que lo más decente que ha sido capaz de producir es al tipo aquel deshollinador que le limpiaba el tiro de la estufa a la cachonda de la Mary Poppins, esa que había estudiado en un colegio del Opus pero que le pegaba tela al LSD y acabó de monitora de Animación Sociocultural en la alcaldía de Madrid. Pero es que las fuentes, como los políticos, nunca se ponen de acuerdo; que parece que Isidoro de Sevilla estaba esperando a que Juan de Biclaro colgara en el Twitter aquello de #bestcronicadeespañaever @HidacioChaves @Isidorohispalensis @Gregoriopontifexmax Esta vez lo he petao frikis, os espero en la Fnac, bitches; para corriendo contestarle: #bestcronicadeespañaever @Johannesbiclarensis @HidacioChaves @Gregoriopontifexmax No mames loser, en breve saco mi De viris hipsteribus y te vas a arañar parriba, perraca. En fin, historiografía, cómo me sube la libido. Bueno, que resulta que el Cabesavíbora tenía más peligro que un Alien con alergia y había carteles con su foto colgados hasta en el muro de Adriano, por la parte de afuera para asustar a los escotos y a los pictos; que si la Guardia de la Noche hubiera colocado una Jumbotron en el Muro con los vídeos del Youtube de Eleuterio, Mance Rayder se habría vuelto a Cuba a dormir con Fidel y habría dejado en paz al mundo libre. No obstante, en Páramon Jístori somos de la opinión de que el Cabesavíbora andaba ya abonando el huerto de Cristo cuando su hijo Urelio recibió la enorme responsabilidad de convocar a todos los chavs y chavettes de Britania para anunciarle en su dialecto celta: Ira Peñaaaaaaaa, ke san io lo romano y la madera ai toa shungaaaa!! Ke ahora to esto e nuestrooooo asin to ancho y to wapoooooo!! fIESTaaaaaaa ShUrMaNoooS!! Y ar ke no le guste ke hable con mi poya Excalibur, ke le meto ahi y le dejo en el suelo comiendo tierra. Asin ke ya sabeis so mierda ke aora yo soi er PUTO AMOOOOO!! Y es que al Urelio daba miedo verlo, clavaíco a su padre. No había dado un palo al agua en toda su vida, porque ser descendiente de estirpe guerrera en Britania era lo que tenía, que con los romanos como exclusiva fuerza de represión autorizada, lo único que podías hacer era ciclarte en el gimnasio y trolear en el Forocuádrigas. Por eso nuestro protagonista, fanático del fitness, con las pelas del último palo que su padre había dado en un chalet de Camulodunum, había abierto el gimnasio Camelot, donde se reunía con todos sus shurmans, que le conocían no por Aurelio ni Ambrosio, sino por el nick del Forocuádrigas: Artur, que había elegido porque él también estaba a favor de la independencia de Albión para escapar de la ruina y de la opresión de la tiranía españolista romana. Aunque todos le respetaban como macho alfa auténtico que era, Artur era muy generoso con su gente y les dejaba opinar a todos con absoluta libertad sobre ejercicios de cardio, suplementos deportivos y tunning. Incluso en el MacDonald's siempre se sentaban en una mesa redonda, todos en sillas, para que nadie se quejara de que no le había tocado el sofá y las patatas fritas del menú las echaban todas juntas en una bandeja y las compartían; ya el ketchup y la mayonesa se la echaba cada uno en la suya, y al que pedía mostaza lo echaban del grupo por maricona.

Artur celebrando su cumple en un MacDonald's del East End. Por aquel entonces ya estaban de moda las coronitas del cartón.

Como los anabolizantes, las pastis y las palizas que le había propiando su viejo de chico no le habían dejado el coco muy fino a Artur, pronto se vio rodeado de una corte de los milagros arribista y manipuladora compuesta por algunos de sus amigos y parientes. Entre ellos, destacaron por su activa participación en los asuntos de la política insular postromana, su camello Merlín, un hippy galés con más mala hostia que una cena entre Mourinho y el calvo de Breaking Bad, y la hermanastra de Artur, Morgana la Foca, que era como Alaska después de haberse comido a Mario Vaquerizo, haberlo cagado y haberlo vuelto a fagocitar; una yesi con inquietudes que había logrado terminar un módulo de F.P. de Esteticién y se ganaba la vida maquillando a la gente del Sálvame. Pero que tenía una fijación enfermiza por su medio hermano, fruto de las precarias condiciones de vida y las estrecheces de la cabaña de la favela londinense que había sido su hogar, donde por las noches era difícil evitar la presencia de la poderosa Excalibur... Artur pasaba mucho de ella, sin embargo. No así de Merlín, al que temía contrariar y que le cerrara el grifo de las Mitsubishi, por lo que el galés fue haciéndose un hueco a codazos en el consejo real del gimnasio y le recomendó contraer pronto matrimonio, no fuera que a base de pasear la espada por Britania le aparecieran más niños que a Julio Iglesias y hubiera que enchufarlos a todos en el negocio, con el consiguiente peligro de que cualquiera de los niñatos, armado de los valores de inspiran a todo canorro, se rebotara y le cortara el gañote cuando fuese un puto ex-toxicómano viejo y decrépito. Artur aceptó los sabios consejos de su amigo y proveedor y la elegida fue Jennifer Saray, otra galesa, hija de un compadre de Merlín al que éste le debía un par de favores de cuando la Consejería de Agricultura le había denegado unas ayudas de la PAC para el cultivo de "hierbas mágicas". Jennifer Saray era el epítome de la chavette britana: fea, vulgar, hortera y violenta a partes iguales. De hecho, tras su muerte se convirtió en Santa Jennifer, cuya onomástica se celebra todos los días en los extrarradios de casi todas las ciudades europeas bajo diversas advocaciones. Su carácter de exclusive pussy, pronto la enfrentó a su cuñada Morgana, de manera que si se encontraban por casualidad en el Camelot, no faltaban los mechones de pelos, los pendientes de baratillo y los tacones rotos por los suelos del gimnasio. Artur estaba hasta los mismos de las dos, pero como buen guerrero jamás intervenía en las rencillas de las dos principales damas de la corte, limitándose al tantas veces citado por las fuentes del ciclo artúrico "Tarse kietas ya, guarras", que hoy día puede leerse en el escudo real de Gran Bretaña.

- Coño, Yeni Saray, ¿las robao el vestío de bodas a tu prima la shica?
- No, a tu puta madre, Morgana.
- Te vi a meté una tragantá ke te va a mea en el tanga de los chino ese ke yeva...
- Hi, aro, tú lo ke me va a komé to lo ke se yama...
- Por favor, miladies, vamos a comportarnos debidamente; se trata de una boda de Estado de la que depende el futuro político de Britania.
- Nimué, bonita, vete al lago a lavarte er jigo.

Con una situación familiar tan tensa, el nuevo líder Artur prefería pasar cada vez más tiempo fuera con sus guerreros de elite. Entre la crème de la crème de su guardia de corps palatina había algunos realmente pintorescos como Gawain, sobrino de Artur, "más malo que un dolor y más perro que un gitano de vacaciones", como lo describe el poeta francés Cretino de Troya; aunque la moderna historiografía pone en tela de juicio la versión de éste porque, como explican los dos grandes conocedores de la saga artúrica C. Barber y D. Pykitt en su trabajo Journey to Avalon: The Final Discovery of King Arthur: "No te vayas a fiar de lo que dice un gabacho gilipollas, que mienten todos más que mean. Si acaso léete lo que escribió Geoffrey de Monmouth que te vas a partir". Otros como el Percy, un pijo de Notting Hill; el Caraja, muy buena gente "pero algo moña y más despistao que Ada Colau en Kabul" como lo describe Thomas Malory, y Burp el Flato, protagonizaron una de las más grandes aventuras relacionadas con el ciclado Arturo: la búsqueda del Santo Grial para lograr dilucidar si Jesucristo, en la Última Cena, había usado tinto de verano o kalimotxo. Aquello acabó malamente cuando los tres shuprimos empezaron a mezclar los porros, la coca y los Evangelios, pillaron un Ryanair hasta Ibiza y fueron detenidos por repetidos intentos de violación a un pobre pescador que les había prestado su barca para dormir la mona. Pero el más conocido de todos, por ser más cabrón que bonito, fue Lanzarote Sin Premio. Este tiparraco, familia de Nimué la del Lago, era un payo sin honor ni palabra que, gracias a que era alto, guapo, moreno de ojos garzos y poseía un culo apretao y golosón el muy pirata, había logrado llegar a convertirse en el profesor de spinning de Camelot. Como le llenaba el gimnasio con más abonados que el Gol TV, Artur se hizo el longui al principio, a pesar que tanto su hermana la Foca como su mujer Jennifer se pasaban todo el día encima de la bici. Sin embargo, cuando ya no podía calarse el yelmo y tuvo que inventar el casco vikingo, Morgana confirmó sus protuberantes sospechas: "la Yeni sastao revolcando con el pichabrava en tu banco de abdominales favorito, shurmano".


Lançelot du Lac poniéndole ojitos tiernos a la Yeni: "Si me cepillo a la penca esta me hacen fijo en el gym".

A partir de este momento, la vida se le complicó muchísimo a Artur, nuestro querido cani. Reyerta tras reyerta, fue encargándose de su parienta, de los partidarios de Lanzarote Sin Premio, de los invasores anglos y sajones amantes del Doom Metal, del puto Merlín que se había pasado al cártel de Sinaloa, de su hijo Mordred que le había salido gótico y de su hermana la gorda. Asqueado de tanta lucha y tras el definitivo fracaso de la expedición del Grial emprendida por los tres gáñaros de sus colegas, Artur cerró el Camelot, se dejó crecer las patillas, se hizo hermano mayor del Santísimo Cristo del Porsche Cayenne y Nuestra Señora del Rebujito, se compró un dúplex en Avalon Resort Ciudad de Vacaciones y tiró las llaves del cortijo britano al lago de Nimué, al tiempo que pronunciaba las últimas palabras que cierran la mayoría de las crónicas medievales sobre este personaje: "Ke sus vayan dando mucho porculo, hoygan!"

4 comentarios:

  1. Don Paco, cuando pueda dejar de reírme, un año de estos, le cuento qué me ha parecido, pero ya se puede VM ir imaginando... :)

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    1. Me cago en los duendes del Blogger... Yo le tenía ya por contestado, pero se ve que mi respuesta ha caído en algún ojete negro de la web...
      Como no recuerdo que cursilería le respondí en su día, le reitero más secamente mi sincero agradecimiento y le emplazo a seguir divulgando la Buena Nueva allá por donde more usté y sus colegas los shinos esos shungos que se trajo de Taiwán, ya tú sabes.

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  2. Genial.¡ Así hay que aprender historia, home! ¿Esto es una traducción libre del libro de Mallory no? Ya podrian haber rodado Excalibur en éste plan...Pues mira que si lo mandas al Deseo flims el Almodovar algo saca de todo esto...
    Siempre suyo
    Un admirador de su verbo

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  3. A Mallory le asustaba la verdad, por eso les puso mallas y encajes a estos canis. De hecho, Mallory está más cerca de Almodóvar que esta humilde crónica.

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