miércoles, 18 de julio de 2012

El Shurmanato Tokugawa


Los casi trescientos años del régimen iniciado después de la batalla de Sekigahara (21 de octubre de 1600) por Tokugawa Ieyasu (el apellido primero), supusieron el mayor plan para la Formación Profesional llevado a cabo por un gobierno hasta la fecha.


Botellona de Sekigahara: "Shuprimo, s'acabo el hielo".

El día 22 de octubre, más o menos por la mañana, Ieyasu se levantó con una resaca de sangre del copón y con una idea en mente: ¿qué hacer con los miles de canis con coleta y media cabeza rapada y con más hierros que una siderurgia vasca, ahora que le había petado el caca a su principal enemigo? Porque no es fácil convencer a un shurman que deje de sacar la katana de paseo, aunque sea para mostrársela a su churri, y porque de todos es sabido que tener a un japonés ocioso conlleva más peligro que una piraña en un bidé: le das dos horas libres a los supervivientes de Sekigahara y te fundan Nintendo, Toyota y Panasonic dos siglos antes de que un yanki malfollao invente la bombilla... No era plan.

Ieyasu a punto de firmar la LOGSE.
Por eso el gobierno Tokugawa extendió unos atractivos módulos de grado medio de Administrativo a lo largo y ancho de Japón, para que los señores feudales -cómo le mola a un shurman viejuno que le llamen así con respeto, a pesar de haber sido una escoria violenta toda su puta vida- tuvieran a sus "shicos" entretenidos en algo y no anduviesen planeando una nueva guerra. El ministro de Educación debía de darle bastante al sake de tetrabrik, porque los estudio de la FP Tokugawa contenían asignaturas como: "Arreglo floral minimalista", "Ceremonia del té enrevesada", "Peluquería de calva y coleta", "Caligrafía guay"...; más propias del módulo de Esteticién Modenna. En cambio a las japonesas les enseñaban a manejar la naginata y a cortarse el cuello si alguien intentaba violarlas... Sin comentarios.


"Akira, debimos matricularnos en BUP". "Corta y calla, Tetsuo. Las tías de BUP son muy feas".

Así, tras instruirlos un poco, colocaron de funcionarios a casi todos los cani..., perdón, samuráis, en sus respectivos feudos. La tasa de fracaso escolar fue, no obstante, elevada, de ahí que surgiera el grupo de los rônin, los llamados "hombres ola"; los repetidores de toda la vida, vamos. Sin oficio ni beneficio pero demasiado orgullosos para cualquier trabajo manual. ¿Les suenan de algo? Seguro que han conocido a muchos de estos en su propio barrio.

"Pues sí Yeni, papá ha suspendío matemáticas, como tú"


El problema es que tener a un cani estudiando es un dolor de cabeza, como muchas madres de barrio chungo ya saben. El cani es un guerrero idómito, no un contable; por lo que, a pesar de las advertencias del shogunado, Japón puede disfrutar hoy día de una gran industria del manga y del drama histórico gracias a las castrojadas y ocurrencias varias de estas criaturitas...

"Se va a enterar el segurata ese de quién es Yónatan Kuniyoshi Motonari... Por mis muertos que entro en la caseta".

Lo primero que se les pasó por la sesera fue "escribir" un código, el Bushidô, para dejar muy claro que ellos eran tíos muy auténticos y echaos p'alante. Y en él escribieron todas las fantasmadas que alguna vez habían berreado por ahí, pero que casi ninguno de ellos había cumplido siquiera un poquito. Si alguien sigue el Bushidô al pie de la letra, sus posibilidades de sobrevivir al primer año como samurái se acercan al 5%; 0% si eres fan de los superhéroes y tienes gafas. Por lo tanto,  podemos colocarlo en la estantería de ficción histórica, junto a la Biblia y a la Historia Contemporánea de España.

Primera edición original del código de Bushidô. Luego se editaron el Compendio de monstruos y la Biblia del tunning.

A continuación, como buenos shurmans, habiéndose creído lo escrito en el código, trincaron su arma principal (no, no era la inteligencia), la archiconocida katana, que es un sable militar y lo adoptaron como arma de civil… ¡Hay que tenerlos bien puestos! ¿Sois conscientes de la que puede liar una vulgar chaira en una reyerta? ¡Bien! Pues imaginaos el mismo tipo de pelea marrullera, ¡con una katana! Tras doscientos y pico años de furor gonadal malcontenido, la ONCE pudo haber sido la empresa con más activos en las islas niponas. Hubo quien, compadeciéndose de ellos, abrió escuelas para enseñarles a manejar correctamente su arma… Craso error, porque cuando en los años ochenta del siglo XX los gimnasios de artes marciales nos revelaron las bondades del full contact y el ninjutsu, los pringados tuvimos que padecer a canis ciclados y con conocimientos de combate…

"A ver, nerd, explícale a mis colegas el juego ese de Vampiro: La mariscada".
Algunos estaréis diciendo, ¡pero bueno!, ¿es que este energúmeno no ha oído hablar de aquello de la pluma y la espada y tal? Of course, I did. Otro timo. Alabar la importancia de la clase samurái en el desarrollo de artes como la ceremonia del té, la caligrafía o el haiku, es equivalente a reconocer el valor que tienen hoy día el tuning, el graffiti y el rap: ¿Pueden elevarse a la categoría arte? Sí. ¿Lo inventaron unos canis de mierda? También.

5 comentarios:

  1. LOL
    No se donde englobarme!!!!!!

    Pacor, ahora ya tengo otro lugar donde perder mi tiempo.

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  2. *Aplauso incodicional*
    ¡Bravo! :)

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  3. Gracias compañeros del metal. Con público de calidad como ustedes veo que voy a tener que esforzarme tela. :)

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  4. Geniaaaaaal. jajajaja. Se me saltaron las lágrimas de la risa. Merece la pena que quede negro sobre blanco. A ver si te invitamos a una cervecita, grabadora en mano, y te ayudamos a inspirarte. Un fuerte abrazo.

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  5. Gracias colleguitaaaa... Mientras me invitéis a birra, yo me dejo inspirar lo que sea :P

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